Dos voluntarias de Sintiendo el Sur (SeS), Paloma de Espínola y Begoña Medina, viajaron del 3 al 12 de noviembre a Guatemala para evaluar el Programa Redes de Sabiduría y compartir el diario hacer de las misioneras dominicas en El Limón, junto con las jóvenes que forman parte de este proyecto educativo. Asimismo, han estado en la comunidad de Cubulco, donde las religiosas han ampliado la ayuda a las jóvenes indígenas.

     
     
     Desde el pasado 16 de noviembre, la Federación de ONGD de la Comunidad de Madrid –a la que pertenece Sintiendo el Sur- ha pasado a denominarse  Red de ONGD de Madrid (REDONGDMAD). Después de 20 años de funcionamiento se ha pensado que ha llegado el momento de un cambio para transmitir de una forma más clara la cercanía que se ha forjado entre la ciudadanía y las ONGD.

     Como muchos sabéis –otros no-, hace cuatro año en Sintiendo el Sur decidimos aportar un granito de arena más para paliar la falta de oportunidades que padecen muchos chicos y chicas para recibir una cierta formación que les permita mirar el futuro con ciertas expectativas y llevar una vida digna. 

    Ese granito de arena se llama ‘Redes de Sabiduría’, un proyecto promovido por las Misioneras Dominicas del Rosario, en Ciudad de Guatemala, centrado en la formación integral de chicas indígenas de distintas comunidades. 

    Gracias a la colaboración de los donantes y a ciertas aportaciones hemos cubierto el presupuesto del programa –primero 8.000 euros, luego 10.080 euros-, ahora ampliado a la comunidad de Cubulco, en la Baja Verapaz.

     El sábado 23 de abril, el AMPA del colegio público Emilio Casado, de Alcobendas, organizó su primera Jornada Solidaria. Un encuentro donde educación y solidaridad se unieron para dar forma a una fiesta entrañable en la que pequeños y mayores disfrutaron de talleres, juegos, barbacoa y otras actividades. 

     Sin haber cumplido 17 años –los iba hacer el próximo 14 de noviembre- alguien sin corazón descerrajó cinco balas en el cuerpo de Wilber Alexander Mejía Espinoza, un joven de El Cedral (Honduras), que había estado becado durante tres años por Sintiendo el Sur. Su hermano Nixon Onay, también becado, se gradúa dentro de unos días.

     El dolor, la perplejidad, el sinsentido, se ha apoderado de su familia, de sus amigos, de sus compañeros y compañeras del Instituto de El Triunfo. Nadie se lo explica, nadie encuentra una razón, porque es imposible.