Han matado los sueños de Wilber Alexander

     Sin haber cumplido 17 años –los iba hacer el próximo 14 de noviembre- alguien sin corazón descerrajó cinco balas en el cuerpo de Wilber Alexander Mejía Espinoza, un joven de El Cedral (Honduras), que había estado becado durante tres años por Sintiendo el Sur. Su hermano Nixon Onay, también becado, se gradúa dentro de unos días.

     El dolor, la perplejidad, el sinsentido, se ha apoderado de su familia, de sus amigos, de sus compañeros y compañeras del Instituto de El Triunfo. Nadie se lo explica, nadie encuentra una razón, porque es imposible. 

     

     El pasado sábado, a eso de las siete de la tarde –ya de noche en El Triunfo-, Wilber salió de su casa, cerca del Instituto, montó en su motocicleta y fue a la pulpería (tienda) a comprar un refresco. Cuando regresaba dos hombres le dispararon sin mediar palabra, según una testigo, que pudo esconderse en la cuneta de la calle. Cayó al suelo boca abajo. Los asesinos se le acercaron, le quitaron el casco para comprobar si estaba muerto y cuando vieron su cara dijeron: “No es él. Nos desgraciamos (nos equivocamos)”. Según la misma testigo, los malhechores salieron corriendo, se montaron en su moto y desaparecieron en la oscuridad

     Cuando su madre y la policía llegaron al lugar Wilber aún estaba vivo. Una ambulancia lo recogió para llevarle al Hospital Sur de Choluteca, a unos 40 minutos de El Triunfo. En el camino hacia el centro hospitalario Wilber dijo: “Madrecita te dejo solita, me estoy muriendo”. Comentó que no podía aguantar el profundo dolor que sentía en su cuerpo. Y sus últimas palabras fueron: “No me quiero morir; no me dejen morir”. 

     El quirófano estaba preparado, lo llevaron a toda prisa, lo tumbaron en la mesa de operaciones y cuando comenzaron a aplicarle la anestesia su corazón se rindió. Su cuerpo había recibido cinco disparos: uno en la pierna, uno en el tórax, uno en las costillas y dos en el brazo. Todo había acabado para un chico inocente, humilde, muy educado, al que le gustaba el fútbol –jugaba de portero-, que había retomado sus estudios de Contaduría y Finanzas, y que “siempre andaba sonriendo”, como dijo una profesora del Instituto.

     El lunes por la mañana recibió sepultura en el cementerio de El Triunfo, acompañado por quienes le querían y por todos sus compañeros de estudios, que se preguntaban el ¿por qué?. Sólo una respuesta: llanto y silencio.

     Desde Sintiendo el Sur queremos trasladar nuestro más sincero pésame a la familia y amigos de Wilber, así como a la comunidad de El Cedral y el pueblo de El Triunfo.

     Wilber Alexander, descansa en paz.

    foto-entierro-wilber
    foto-entierro-wilber-2Fotografías del cortejo fúnebre que acompañó a Wilber hasta el cementerio de El Triunfo.